¿Quién va a querer formar una
familia con una puta?
Con
jeans talla cinco, blusa blanca de tirantes, tacones de plataforma de 10
centímetros y con un maquillaje muy natural es como sale todos los días de su
casa para ir al trabajo en donde toma la ruta del colectivo y baja 2 cuadras
antes para que nadie que la conozca sepa por donde queda su trabajo. A las 9:00
de la mañana es su horario de entrada a “360°”, una casa de citas muy conocida
por el sexo masculino. Dulce, como se hace llamar cada vez que llega y sale de
su trabajo comienza su transformación, ahí utiliza un maquillaje exagerado, se
marca más las cejas y se pone ropa diminuta para lucir intacta y llamar la
atención de quien la vea. Mientras saluda a sus amigas y ve que nada comienza,
ella lee mentalmente las revistas y sonríe mientras menea el cabello recién
teñido de rubio.
Dulce
no fue una niña maltratada, tuvo una infancia normal, bastante envidiada por
muchos porque jamás se le prohibió salir con sus amigas, es más, tuvo exceso de
confianza en el cual por la falta de responsabilidad de su parte y de su novio
salió embarazada a los 15 años de edad, cuando apenas comenzaba a entrar a la
etapa de la adolescencia, que no disfrutó, porque ahora tenía que cambiar las
fiestas por los pañales, además de que no tardó mucho en separarse del papá de
su hijo Carlitos del cual sólo recibía maltratos y humillaciones y que un día jamás volvió a tener razón de él,
es por eso que decidió regresar a casa de sus padres, quienes siempre le han
dado el apoyo incondicional. Lo difícil llegó a 18 años de edad, ella acabando
de terminar la preparatoria y su bebé a punto de entrar al Kínder. En ese tiempo la situación económica era crítica,
Dulce comenzó a buscar trabajo sin tener éxito en ninguno por la falta de
experiencia y después de intentar por varios meses llegó a la desesperación y a los 19 años aceptó la
oferta que le propuso una amiga de trabajar en la casa de citas.
Con
un cuerpo aún bien conservado dulce con siete años de experiencia de
trabajadora sexual sabe que cuando la madrota choca las palmas es hora de bajar
por las escaleras y mostrar la cara más coqueta y fingida posible para que el
cliente la contrate. Ella, como ya es bien conocida solo tiene un día de
descanso a la semana, pero hay ocasiones que tiene que trabajarlos porque los
fines de semana son días altos y tiene que aprovecharlos cuando viene la
temporada en las que salen temprano del trabajo por la falta de servicios y
tiene que irse a su casa mintiéndole a su madre que el evento del cual fue
edecán terminó rápido. Ya contratada para el servicio, el tiempo que tienen los
clientes con Dulce es de 40 minutos, 10 de masaje y luego el tiempo “relax”, el
acto sexual en donde ella tiene soportar 3 posiciones y una eyaculación del
hombre al que jamás ha visto y que no desea volver a ver nunca porque tan solo
le provoca sentimientos encontrados en donde
la hace sentir como una mujer que no vale más de 450 pesos menos el 35%
que se reparten entre la madrota y el dueño de la casa. Lo único que a veces la
hace olvidarse de su vida es aquel cliente que llega y paga el servicio nada
más para platicarle los problemas que tiene en su casa y le hace recordar que
todos son mortales, que todos sufren por distintas cuestiones y que su
profesión no le impide ser amiga de cualquier persona, sin embargo tiene que
seguir ahí mientras siga teniendo la necesidad de mantener a su hijo, aunque sueña
con que llegue el día en que encuentre un trabajo digno y deje de prostituirse.
Para
Dulce hay días en los que tiene ocho servicios sexuales que provocan que salga
con la sonrisa donde enseña sus dientes parejos y enormes pestañas que le dan
un toque único, angelical y sensual a la vez, y que ella sabe que son armas
para llamar la atención de cualquier hombre y provocar presencia ante los
demás. Como en días buenos, Dulce regresa al mismo maquillaje que tenía al
salir de su casa, vuelve a ponerse los jeans y la blusa que aparentan sus 27
años y se olvida del nombre de Dulce, que sólo utiliza en su otra casa, en la
de citas.
Cuando
ella no trabaja, es una madre como cualquier otra, lleva a Carlitos a jugar a
los parques de diversiones junto con sus padres porque son su única familia, ya
que ella no puede darse el lujo ni siquiera de tener novio y cada vez que lo
piensa ella misma se responde con una interrogante “Quien va a querer formar
una familia con una puta”.
v Se
entrevistó de manera independiente a 10 mujeres que se dedican al hogar: Cinco
amas de casa que aún permanecen casadas y con hijos y cinco que son madres
solteras.
Todas las amas de casa que permanecen en el
matrimonio y cuatro madres solteras de Tuxtla Gutiérrez Chiapas concuerdan que
las trabajadoras sexuales son mujeres que no se tienen respeto a ellas mismas. Las
consideran como mujeres flojas, ya que hay muchas oportunidades de empleo en el
estado de Chiapas para no llegar a dedicarse a la prostitución y también creen
que no es el trabajo adecuado para una mujer que tiene hijos o familia porque
de alguna u otra manera pueden llegar a enterarse y se será un mal ejemplo ante
ellos.
Sólo
una de las madres solteras opina que no todas las trabajadoras sexuales deciden
dedicarse a la prostitución por la misma causa, ya que es cierto que las
oportunidades de trabajo en Tuxtla Gutiérrez para las mujeres que no tienen los
estudios terminados son muy limitadas.
Por
otro lado, estudiantes de Educación media superior respondieron que la
prostitución no debe ser tan discriminada por una “Sociedad Anticuada” porque
es un trabajo que como el de todos, merece respeto y que cada día se expande
más no sólo en el Estado de Chiapas, sino en todo el mundo, ya que cada una de las trabajadoras sexuales
tienen una razón, diferente (Necesidad,
costumbre, influencias o ambición) para dedicarse a este oficio y no merecen
ser insultadas, sin embargo no lo ven como la única solución para resolver
problemas económicos.
Miss Movidas
De
los cuatro años que tengo de prostituirme nunca había tenido tanto miedo como
el que tuve la semana pasada. Definitivamente no fue mi día.
Iba
caminando por la calle, para ser más precisos, casi saliendo del portón de la
Salazar Narváez, salí dos horas antes de mi horario y opté por ir al centro a
comprar unas cosas que me hacían falta cuando de la nada apareció un carro muy
lujoso que me pitó y se paró, bajó sus vidrios polarizados y me sonrió. Era el
dueño de la marca de carros Volkswagen,
un cliente muy frecuente que cada vez que está borracho me habla o me manda
mensajes de texto para decirme lo mucho que me quiere y de vez en cuando me
ocasiona problemas con mi novio y tengo que decirle que es una mujer que está
enamorada de mi para evitar los celos y los cuestionamientos. Entonces me subí,
ya que me iba a ahorrar los cinco pesos del colectivo tenía que aprovechar,
apenas pasamos el primer semáforo y que nos toca el rojo en el segundo, no sé,
pero por alguna razón sentí que el tiempo pasaba demasiado lento aunque la
plática estaba interesante; Me estaba proponiendo el señor gordo que fuera su
amante de planta y que me pondría casa, carro y me pasaría una buena cantidad de dinero mensualmente,
pero a cambio de eso quería sexo sin protección e interrumpir mis momentos
familiares, la cosa es que le dije que mejor me llamara cada vez que tuviera
“sus necesidades”, me pagara por mis servicios y así los dos contentos, cuando
volteé a ver el carro de a lado y veo la cara de mi papá también viendo el
semáforo fijamente, sin parpadear. Ni lo había pensado cuando mi celular ya
estaba tirado y yo buscándolo de modo que no subiera mi cabeza. Sentía que la
sangre se me subía a la cabeza y se me bajaba hasta los pies y las ojeras eran una llamarada de lo
calientes que estaban cuando me dijo mi cliente que el señor lo quedaba viendo,
ese minuto se me hizo eterno, y para llegar a mi casa también mientras pensaba que
mentira le inventaría a mi papá para que no descubriera mi movida. Lo saludé
como si nada al igual que él a mí. Tengo tanta suerte que no me vio.
Me
daría mucha vergüenza que mi familia se enterara de tienen una hija y una
hermana puta, ellos piensan que soy una santa, pues yo no soy una joven de 21
años antrera, es más casi ni salgo y me porto bien, cuando voy a hacer mis
servicios sexuales interrumpo alguna clase sin importancia y antes de la hora
ya estoy de vuelta, ni tampoco soy una persona que tenga necesidad. Recuerdo
que cuando estaba en la prepa mis amigas andaban de 2000 a 4000 pesos en su
cartera y me dijeron que me iban a presentar a unos amigos que me pagarían 500
pesos con tan sólo platicar con ellos. Ahí empezó mi mal, ahora ya cobro 1200
por servicio, con hotel y transporte pagado por una hora, y entre más rápido se
venga el cliente mucho mejor. Cobro así porque tengo mis virtudes, no
cualquiera puede acostarse conmigo, soy una prostituta independiente, sin jefe
y sin horarios, nada más cuando quiero tener dinero de más. Lo único que no me
gusta de mi trabajo son esos viejitos feos, con granos en la cara, feos, sin
gracia y que se les tiene que cumplir porque al fin de cuentas están pagando.
Sé que no tengo necesidad, pero sí ambición de dinero, así que cada vez que me
imagino que pudiera regresar el tiempo vuelvo a ser la misma Cynthia sin
apellidos de siempre.
Otro
susto que me pasó ese mismo día del semáforo, pero en la tarde, fue en el
Supermercado. Fui con mi novio, que no sabe nada, con el que llevo dos años y
con quien planeo casarme de blanco y tener hijos, nos encontrábamos en el
pasillo de “Licores” cuando a lo lejos divisé a un señor de bigote, alto y de
dinero, ahí sentí que mi vestido largo y floreado no taparía mi rostro, mucho
menos mi cabello ondulado que ya me llegaba a los hombros. Así que comencé a
caminar cuando mi novio me detuvo con su mano para presentarme a su tío, no me
quedó de otra más que saludar al señor como si nada mientras él me halagaba
como si fuera una buena mujer, porque la ley de las trabajadoras sexuales es
que si te topas a un cliente en la calle no lo conoces, no lo has visto. La
única buena represalia que tuve ese día es que mi ex cliente y nuevo tío, quien
no dijo nada, nada más me habló para preguntarme si seguía en mis movidas y con toda seguridad le respondí que ya no.
A
veces tengo miedo de contraer alguna enfermedad, uno nunca sabe qué tipo de
enfermedades pueden tener lo hombres que frecuentan a las prostitutas aunque se
utilice protección, pero pueden más mis ganas de comprarme cosas lujosas en
este trabajo, aunque puedo considerar dejarlo cuando termine mi carrera porque
a la larga todo se sabe.
v El
hombre, sin importar edades es el principal personaje que frecuenta a las
trabajadoras sexuales, cada uno depende a sus posibilidades.
Se
realizó un sondeo a 24 hombres, entre ellos estudiantes de Universidad pública
y privada, adultos con y sin estudio que se encuentran trabajando actualmente.
Estos
fueron los resultados:
Siete
de 10 jóvenes que van entre los 20 y 24 años de edad y que actualmente están
estudiando la Universidad pública dice que la cantidad más alta que estarían
dispuestos a pagar por un servicio sexual es de 400 a 500 pesos.
Cinco
de 10 jóvenes que van entre los 20 y 24 años de edad y que actualmente están
estudiando la Universidad privada dice que la cantidad más alta que estaría
dispuestos a pagar por un servicio sexual deriva entre los 1500 a 2000 pesos.
Adultos
con un trabajo de salario mínimo e inestable prefieren ir a la “Zona de
Tolerancia”, mejor conocida como Zona Galáctica de Tuxtla Gutiérrez a la cual
se acude para servicios sexuales con bajos costos que van desde los 30 pesos,
la más barata.
Adultos con una profesión, un trabajo estable
y buen salario dice que la cantidad más alta que estaría dispuestos a pagar por
un servicio sexual es de 1500 (La más barata) y 4000 pesos, ya que para ellos
son las “más saludables” o prefieren ir a bares conocidos y de prestigio en
donde también hay sexo servicios de mujeres extranjeras con bailes incluidos de
alta calidad.
Solo la calle está enamorada de mí
La
falda larga hasta el tobillo y una blusa
floja de tirantes sin sostén hacen notar los senos un poco caídos pero sin
estrías a pesar de haber amamantado ya a dos hijos. Paola, a sus 30 años de edad
aún conserva aquellas tradiciones de poner árbol de navidad en la pequeña casa
que renta ubicada en la colonia “Las granjas”.
Mientras barre con una escoba de palma y le dice adiós con la mano a una
vecina ella sin esperar alguna pregunta dice que cuando era pequeña su mamá le
pegaba y la acostumbró a hacer los quehaceres de la casa, es por eso que ella
no puede permanecer sentada durante mucho tiempo porque siempre anda viendo que
acomodar.
“Tengo
que dejar todo limpio para la noche” Dice Paola abriendo el tema de
conversación, sus hijos aún son pequeños para entender que ella tiene que salir
cuando ellos duermen para ganar dinero y poder pagar los gastos del kínder,
además de que el verdadero origen de ellos se gestó en las calles de la Avenida
Central de Tuxtla Gutiérrez, cuando pensó que por fin había encontrado el
verdadero amor con un cliente después de tanto sufrimiento que ya le había
causado su propia madre cuando comenzó a venderla con los hombres y a la cual
no volvió a ver desde que se fugó de su pueblito.
Ella
no culpa a su madre por haberla inducido a este camino, la culpa por no haberle
dado una infancia como cualquier niño y por no enseñarle nada más que vender su
cuerpo para poder mantenerse durante 12 años que lleva en este oficio, que
señala como una manera de ganarse la vida honestamente porque no afecta a otra
gente más que a ella misma.
Lo
único que ella evita es volver a embarazarse, ha abortado tantas veces que ya
perdió la cuenta, y todo por aceptar un “dinerito” extra que le ofrecen a
cambio de tener sexo sin protección, claro, siempre se fija quien vale la pena,
no vaya a ser que en una de esas le vayan a contagiar alguna enfermedad de
transmisión sexual, aunque asegura no tener miedo si en una de esas le toca la
mala suerte y se va “pal hoyo” a donde todos van.
Hace
algunos años, Paola trabajó en una casa
de citas, donde fueron sus inicios, pero dice que te quitan un porcentaje que
viene dando lo mismo que trabajes en la calle de independiente o en una casa de
citas. Dice que ella ya tiene sus clientes que siempre la buscan porque
aparenta menos edad de la que tiene, aunque suelen haber días bajos y prefiere
faltar cuando ya le ha ido bien en los anteriores que hace de tres a cinco
servicios por noche. “Papito lindo yo te doy todo lo que quieras” son palabras
que usa cuando van pasando algunos hombres a altas horas de la noche que andan
escogiendo a quien llevarse al hotel o posadas más cercanas y con esas caen,
con una sonrisa y mirada llena de seguridad comenta esta trabajadora sexual que se para siempre
acompañada de alguna de sus colegas para protegerse entre ellas de cualquier
sínico que se quiera propasar.
Su única familia son sus hijos y sus
amigas que también se dedican a lo mismo por diferentes cuestiones, algunas por
necesidad, otras obligadas por su mismo marido y ella que asegura que ya es su
vocación.
-
¿Familia?
-
Pues sí. Ningún hombre se va a querer
casar conmigo. Sólo la calle está enamorada de mí.
Paola
sabe que con el nuevo horario oscurece más rápido y ya tiene que ir pensando
cuál de todos sus vestidos cortos va a llevar puesto esta noche, los tacones y
un perfume barato que le regalo la vecina, pero sobre todo sabe que tiene que
dejar el corazón con sus hijos porque en la calle de nada le sirve.
El
doctor Hubert Díaz Toledo, Ginecólogo Recertificado por el Consejo Mexicano de
Ginecología y Obstetricia, en su experiencia laboral ha atendido a muchas
trabajadoras sexuales.
-¿Cada
cuánto acuden las trabajadoras sexuales a su consultorio?
-
Depende, si hablamos de una trabajadora sexual irresponsable viene hasta cuando
se nota alguna secreción rara en su parte, granitos o algún tipo de malestar
que la haga acudir al laboratorio, ahora si hablamos de cada cuanto debe venir
una mujer activa sexualmente a checarse debe cada tres a cinco meses, esto
quiere decir que una trabajadora sexual debe hacerlo cada mes porque tienen más
riesgos de contraer enfermedades por el contacto sexual.
-¿Cuáles
son las enfermedades más comunes en las trabajadoras sexuales?
-Hoy
en día, el mayor peligro con las infecciones de transmisión sexual (ITS) se debe al virus de la inmunodeficiencia
humana (VIH) y al virus del papiloma humano (VPH), siempre hay quien no logra
salvarse de los resultados al realizar un estudio completo y otras que solo
tienen una infección vaginal que con un tratamiento desaparece.
-¿Las trabajadoras sexuales son un punto
débil para
estas enfermedades?
-Claro,
las prostitutas y sus clientes son de alto riesgo para VIH. Con menos utilización
de condón tienen
más clientes, trabajan más y más días por semana.
-¿Qué
se necesita para combatir estos problemas?
-
La prostitución es algo que no va a dejar de existir, algo bueno que
puede hacer el gobierno es aportar más información a las trabajadoras sexuales,
ir a sus lugares de trabajo para poder facilitar el chequeo para la prevención
de estos con servicios gratuitos y si se detecta pues pagarles el tratamiento.